¿Cómo afectan el género y la crisis climática a la salud de las mujeres?
El cambio climático no afecta por igual a mujeres y hombres
Se estima que en las próximas décadas los efectos de la crisis climática constituirán una amenaza mayor a la vida y el bienestar de miles de millones de personas. Los efectos sobre la salud humana pueden ser relativamente directos mediante fenómenos como las olas de calor, las inundaciones y las tormentas; o de manera indirecta modificando el comportamiento de enfermedades infecciosas, alterando ecosistemas agrícolas, migraciones por sequías, etc. Sin embargo, muchos de los riesgos que nos trae esta crisis varían en función del sexo. A nivel mundial, desastres como las sequías, las inundaciones y las tormentas se cobran la vida de un número mayor de mujeres que de hombres, sobre todo de las más jóvenes. Pero esta aparente mayor vulnerabilidad de las mujeres no está dada sólo por nuestras diferencias biológicas, sino que principalmente por las funciones y responsabilidades sociales que se asignan a las mujeres (género).
Sexo y Género
Según la Organización Mundial de la Salud, "sexo" se refiere a las características biológicas y fisiológicas de la mujer y el hombre, mientras que el "género" son las normas, funciones y relaciones construidas socialmente y que cada sociedad considera propias del hombre (masculinidad) o de la mujer (feminidad). El género determina lo que se espera, se permite y se valora en una mujer o un hombre en un contexto determinado. Desde una perspectiva ecofeminista es necesario reconocer la jerarquía sexual construida por el género sobre nuestro cuerpo sexuado mujer. Como nos enseñó Margarita Pisano “La feminidad no es un espacio autónomo con posibilidades de igualdad, de autogestión o de independencia; es una construcción simbólica y valórica diseñada por la masculinidad y contenida en ella como parte integrante.” Por lo tanto, es necesario reconocer y cuestionar estas estructuras simbólicas pare evitar o prevenir violencias específicas que ocurren en contextos de desastres climáticos. Algunos ejemplos a continuación.
Desastres Climáticos y Opresión de Género
Según la información de censos de 141 países, las catástrofes cobran la vida de más mujeres jóvenes que hombres. Las diferencias físicas entre ambos sexos no explican esta diferencia, ya que, en los países con mayor igualdad económica entre ambos sexos, esto no sucede.
Olas de Calor: Durante la ola de calor que sufrió Europa en 2003, murió un mayor número de mujeres. El aumento de la mortalidad diaria por todas las causas en mujeres de 75 a 84 años fue del 33%, y en hombres del 18% en ciudades mediterráneas. Mientras que la mortalidad por enfermedades cerebrovasculares el aumento fue del 43% en mujeres y el 18,4% en hombres del mismo rango etario (75 a 84 años). Esta diferencia podría estar dada por un menor % de masa magra en las mujeres producto de la peor alimentación, entre otras causas que se desconocen por falta de investigación.
Tormentas y ciclones: Los ciclones que asolaron Bangladesh en 1991 se cobraron la vida de 140.000 personas; el 90% de ellas eran mujeres. Mientras que la tasa de mortalidad entre los 20 y los 44 años fue de 71 de cada 1000 mujeres, en hombres alcanzó 15 de cada 1000. Ello se explica porque las mujeres se encuentran confinadas en las casas cuidando de las niñas y niños, y también al hecho de que estén peor alimentadas, y por tanto son menos capaces físicamente de hacer frente a este tipo de situaciones.
El género pone en riesgo la vida de las mujeres
En países de América Latina y Asia las mujeres y niñas a menudo no aprenden a nadar por razones de recato y pudor. En Asia meridional los códigos de vestimenta para las mujeres son un obstáculo para que aprendan a nadar lo cual reduce gravemente sus posibilidades de supervivencia en caso de inundación. También las mujeres son las últimas en recibir asistencia ya que algunos hombres las apartan para precipitarse a conseguir suministros.
Violencia sexual y la necesidad de espacios seguros para las niñas y mujeres
Agricultura y alimentación
Anemia ferropénica en niñas y mujeres: El mal estado nutricional de las niñas y las mujeres se asocia a una mayor prevalencia de anemia, y de complicaciones durante el embarazo (incluido el adolescente) y el parto, además de a un incremento de las tasas de retraso de crecimiento intrauterino, la insuficiencia ponderal del recién nacida/o y la mortalidad perinatal. Según la FAO, en los lugares donde la prevalencia de déficit de hierro es frecuente, el riesgo de mortalidad materna puede aumentar hasta en un 20%. A nivel mundial, en todo momento hay entre un 18 y un 20% de las mujeres de edad fecunda que están embarazadas o en periodo de lactancia.
Migración rural urbana: cada día más mujeres viven en zonas marginadas en las ciudades ya que migran desde el campo por falta de trabajo y acceso a la tierra. Llegan a vivir en terrenos como laderas o de baja altitud en viviendas de baja calidad que las dejan mucho más vulnerables a los desastres medioambientales.
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